Gracias a que su historia de recuperación ha sido seguida de cerca por los medios de comunicación, es imposible no catalogarla como una de las personas más admiradas de los últimos tiempos, porque su demostración de fortaleza y tenacidad han generado en la gente profundas reflexiones sobre el valor de la vida, la importancia de la familia, el poder de la mente, los valores, el amor, la belleza, y, sobre todo, la enorme fortaleza del cuerpo humano y el innegable poder de la inteligencia emocional. Es, sin duda y con justa razón una de las personas más admiradas de Colombia. Su valentía, su tenacidad y su entereza son sinónimo de esperanza y símbolo de perseverancia. No en vano, su lucha se ha convertido en la lucha de todos los colombianos. Con su ejemplo y su valentía, no solo ha tocado los corazones de todos. También es el testimonio vivo y fehaciente del poder restaurador del perdón. De igual modo, en su nueva faceta como conferencista, Natalia no deja de sorprender a sus audiencias. Su maravilloso testimonio resulta estimulante y retador. Nos enseña que en medio de la adversidad incluso en medio del dolor, podemos encontrar fortaleza y paz. Natalia nos enseña que, en lugar de superar la adversidad, también podemos abrazarla. A pesar de la escalofriante tragedia que transformo su vida.